Entradas

Mostrando entradas de 2019

Siete años

Se acabó, finalmente se acabó. Fueron 7 años de alegría, pena, frustración, sueño, mucho sueño, sonrisas, rabia, satisfacción, y mucho mucho aprendizaje. Alguna vez escribí acá, luego de haber terminado mi primer semestre, que tenía la convicción de que lo conseguiría. Algo me decía que no era algo imposible para mí, pero jamás pensé que lo lograría con la nota que lo hice, sin repetir ninguna asignatura, y sin (tantos) contratiempos. Y para qué voy a mentir, imposible olvidar las noches en vela ojeando el Netter, los sábados temprano corriendo a las ayudantías de fisiología, las tardes eternas pintando el laminario de  neuroanatomía, las madrugadas cabeceándome con fisiopato, las infinitas horas haciendo las historias clínica para semiología, fines de semana completos dedicados a medicina interna, cirugía, pediatría y obstetricia, y los terribles viajes de casi 2 horas a la universidad además de las eternas vueltas por Santiago tratando de llegar a la hora a las rotaciones. ...

Vacío

Siento una ansiedad que no tenía antes. Siento que algo me falta, que la ausencia de algo me angustia. Trato de mantenerme todo el día ocupado; voy al hospital, gimnasio, trabajo, bicicleta, fútbol, amistades, y si bien son pequeñas chispas de felicidad, llego a casa y me doy cuenta que no tengo nada, ni a nadie. Mi corazón se apaga y eso me angustia. Tengo la sensación de que estuviera metido dentro de un congelador, y a pesar de que quiero salir, el mismo frío me congela y me impide buscar ayuda para salir, y cada vez que se acerca alguien a intentar sacarme, me escondo, porque me da miedo que afuera exista algo peor.  Debería estar feliz, estoy sano, mi familia también lo está, estoy a días de terminar mi carrera, tengo muchos pasatiempos, amistades, dinero, pero la llamita que está dentro de mi se apaga poco a poco. Me doy cuenta que incoscientemente, poco a poco voy distanciando vínculos, y poco a poco voy desapareciendo de todo y de todos. Quiero que se acabe pronto todo e...

Alicia

Alicia era una mujer de esfuerzo, de aquellas que dedican toda su vida al campo. A penas sabía leer, pero calculaba las hectáreas de frutos por cosechar en segundos. Sufría de Diabetes, enfermedad que se le diagnosticó hace más de veinte años, que lamentablemente, por diversas causas, nunca controló de manera adecuada. Tenía 4 hijos que eran para ella su vida misma. Sonia, la mayor fue la que decidió quedar a su cuidado desde que la Diabetes le arrebató sus dos piernas y sus retinas, quedando en estado de completa invalidez. ¡Que la insulina, que la baja de azúcar, que la infección urinaria que se la sube, que la hacen pasar rabias estas cabras de porquería!  Años de mal control, sumado a un único descuido hicieron que Sonia, encontrara a Alicia en su casa tumbada en el piso, con los ojos semiabiertos evidenciando una mirada completamente perdida, una respiración agónica, y completamente inmóvil. Como pudo, la subió a su auto y la llevó al SAPU de Isla de Maipo. Gritos, lla...

Ficus

Estoy cansado de todo. Ya no me queda energía, ni un poco de motivación. Me estoy volviendo inerte, como el ficus del jardín de mi casa. Pretendiendo que no existo, recibiendo lo suficiente para sobrevivir, tomando un poco de sol para no ahogarme en las palabras que me quedan sin decir. Aparentar sonrisas se ha vuelto cotidiano, comprender que los días buenos se fueron ha sido el objetivo primordial, pero usar la serotonina que me queda en mostrarle al mundo una falsa faceta de mi ánimo es mi estrategia para al menos, ver una pequeña retribución que algo eventualmente podría calmar mis pesares, pero ¿necesito realmente el apoyo moral de gente que en el fondo no significa nada para mi? Mi abdomen se lleva toda la somatización, y no es justo. Y ¿de donde viene toda esta mierda? No tengo idea, me gustaría saber por qué y de donde viene esta angustia, tengo pena, no quiero estar más aquí. Mi mente es un torbellino de ideas grises. No he dormido bien, pesadillas sobre persecusiones en la...

No dejes que muera hoy el sol.

Si no quieres saber de mi mundo no me muestres el tuyo. Si no quieres darme muestras de cariño, no es necesario aparentarlas. Si no quieres saber más de mi, no preguntes por cordialidad. Si no quieres que entre en tu vida, no me invites. Si no te interesa entrar a mi corazón, por favor no me muestres el tuyo. No me ofrezcas más de lo que me quieras dar. Si no estás preparada, no pongas primera marcha. Mantente donde estás, neutral, quédate ahí, déjame donde estoy. Tengamos un pacto tácito de paz mental, sin dañarnos Seamos cómplices en este acuerdo en el que el único fin Es el mínimo daño posible. Cambiemos las confundentes inseguridades e incertidumbres por desesperanzadoras certezas y verdades. El masoquismo no es mi estilo Y me gustaría esperar que mi lado racional ocupara todas mis ideas Aún así, sigue ese lucerito que me dice que espere. Pero ¿Que es lo que debo esperar? ¿No quedó todo lo suficientemente claro? "Porfiado como los burros!"-  Diría m...

Esquizofrenia

Imagen
Javier era un profesor de Lengua castellana y comunicación, distinguido, de no muchos amigos pero dentro de todo, con una vida normal. Su familia algo ausente, una infancia sin mayores altercados aparentemente, una adolescencia algo golpeada por sus pares en la escuela, y una carrera universitaria evidentemente satisfactoria. Luego de algunos meses en Chile, decidió partir hacia Buenos aires a hacer un postitulo. Los meses pasaron y algo empezó a cambiar muy rápidamente. Poco a poco empezó hablar poco, empezó a salir menos hasta que un día se encerró en su pieza y cuando su hermana que venía de visita lo descubrió, ya solo farfullaba incoherencias. En su mente apareció una capa que le impedía hacer un juicio correcto de la realidad, y hacía que ideas que venían desde lo más profundo que antes se escurrían y resbalaban, ahora retumbaran y daban vueltas y vueltas, haciendo lo que antes era fugaz ahora era obsesivamente repetitivo. Fue traído de vuelta a Chile, pero sin embargo nad...

6 / 7

Luego de haber pasado por muchas dificultades, sueño, crisis existenciales, hambre, frío, ataques de colon, contagio de enfermedades asociados a atención de salud, calor,  problemas emocionales, más crisis existenciales y más sueño, doy por terminado mi primer año de internado. Fue un año duro, pero ha sido lejos en el que más he aprendido en toda mi vida. Entendí que si era importante haber tenido una asignatura llamada "trabajo en equipo", porque pucha que hay médicos y otros profesionales de salud que lo necesitan aprender. Aprendí que tener ética año tras año en la carrera es realmente imprescindible, porque tanta falta nos hace muchas veces lo que debería venir de la casa. A pesar de mis humildes orígenes, me di cuenta que en este país hay muchas familias en una mucho peor situación económica, y que hay millones de personas que siguen viviendo con lo justo (o injusto), sobre todo los más mayores con sus pensiones miserables. Aprendí a valorar el respeto mutuo, el...