Thoughts of a dying atheist.

A Florencia la conocí en segundo año de universidad. Era la mejor amiga de Matías, la segunda persona con la que hablé al llegar ahí, inseparable para mi desde ese momento, al igual que Pablo, Cote, Dwight y Pipe. Ella, una generación mas joven, se unió a nuestro grupo de almuerzo, con quien compartíamos todas nuestras experiencias, nuestro humor absurdo y nuestras carcajadas poco notorias. Pipe se cambio de universidad, Pablo por preferencias personales optó por otro grupo de amigos y Flo junto con Matías quedaron rezagados un año por lo que en nuestros almuerzos universitarios terminamos siendo solo Cote, Dwight y yo. Siempre entre todos, como cualquier grupo de amigos, nos tuvimos cariño, y hasta el día de hoy, compartimos mil vivencias, y aunque ya no hablemos, Flo puso un corazón en una foto donde aparecía yo y Cote. Algo normal, sin embargo al saber que tú lo verías y pensando que tu mente trabaja a mil por hora y teniendo en cuenta que jamás te la había mencionado, decidí ahorra...

Es difícil hacerme una idea sobre qué es exactamente lo que está pasando por tu mente en estos momentos. Me gustaría saberlo, siempre tendrás ese lado enigmático para mi, que por más que te conozca no puedo descifrar. Jamás he tenido la mirada más centrada en alguien como la tengo contigo ahora, y me he esforzado por hacértelo saber. No sé que habrá sido lo que hice o dije para gatillar esas ideas en tu mente. He hecho todo lo que he podido para que confíes en mi, y aun así no es suficiente. Mi intención no es hacerme la victima pero no escribir que me duele que me culpes de cosas que ni siquiera han pasado por mi mente seria mentir. Te lo dije antes y te lo escribo de nuevo, no tengo nada que ocultarte. Todo lo que conoces de mi, es todo lo que soy. Tuyo soy. Te amo, y aunque decidas marcharte de mi vida, siento que hay algo mi que se irá contigo. Tienes una parte de mi vida y lo siento. En mi pecho. En mis entrañas. No sabes el miedo que tengo de perderte. No te vayas. No me deje...